sábado, 7 de mayo de 2016

later...

Si la amas, déjala ir… si es tuya… bla bla bla, hoy me desperté pesando en esta frase y de pronto recordé un episodio de mi vida. Cuando era chico en la casa de mis abuelos (ahora mi casa) habían traído dos pajaritos, un peti rojo y un canario; de hecho eran míos, bah! Eso creo… por las mañanas cantaban, los alimentaba, pero notaba como ellos miraban tras sus jaulas a los demás pájaros. Me entristecía un poco el que ellos estén enjaulados  ahí sin poder salir y volar, porque esa era su naturaleza, ósea… son pájaros después de todo. Un día por medio de un impulso agarre el alicate de mi abuelo, baje las jaulas y empecé a cortarlas. Luego al abrirla el pajarito salió volando muy rápido, demasiado para mi, ni siquiera pude verlo bien por última vez, al sacar al segundo pajarito (no recuerdo cual de los dos saque primero), vale decir que estaban en diferentes jaulas. En fin abrí la jaula y los mismo, voló muy rápido… no sé, esperaba algo distinto, tal vez esperaba que se despidieran o algo así…
Esa noche no pude dormir, tenía una angustia insoportable! Hasta creo que llore, o por lo menos derrame una lágrima. Esa frase “si es la amas déjala ir”  creo que está bien, aunque creo que si amas algo y lo dejas ir no se siente muy bien, duele, te angustia, pero al mismo tiempo lo dejas para que este mejor, porque si amas algo (o alguien) queres su bienestar o mejor dicho; queres que sea feliz, aunque vos no lo seas y te destroce por dentro. No recordaba que había entendido esto hace mucho tiempo y tampoco porque lo recordé… pero qué bueno que así fue.

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